La Filomena, tapas italianas en Madrid

Dicen que Madrid te acoge como si fueras de aquí desde el primer minuto. Pero lo de Rita y Dario va un paso más allá. Llegaron con dos maletas, un billete de solo ida y una idea clara: abrir su propio bar de tapas. Lo dejaron todo en Bordighera, su pequeña ciudad en la costa italiana, para lanzarse al vacío y empezar una vida nueva en pleno centro de la capital española. El resultado de esa aventura se llama La Filomena, un local pequeñito pero lleno de alma, donde el barrio de Las Letras huele a burrata fresca, spritz y albóndiga caseras deliciosas.

Un salto con los ojos cerrados (pero el corazón abierto)

La historia de La Filomena no es solo la historia de un bar. Es la historia de una decisión valiente, tomada en pleno 2024, cuando Rita y Dario vinieron de vacaciones a Madrid y quedaron atrapados por su energía. “Nos enamoramos de la ciudad, de su calidez, de su diversidad. Cada barrio tiene una personalidad distinta, pero todos vibran al mismo ritmo”, nos cuentan con una sonrisa.

La chispa se encendió rápido. Y, al volver a Italia, ese pensamiento no les dejaba en paz: “¿Y si lo intentamos de verdad?”.

Y lo intentaron. El primer paso fue cortar amarras. Familia, amigos, certezas: todo quedó atrás en Bordighera. “Estábamos cansados de las pocas oportunidades laborales de nuestra zona. Teníamos claro que queríamos construir algo nuestro, algo diferente”. En septiembre de 2024 aterrizaron en Madrid. A finales de octubre del mismo añó, abrían La Filomena. Sin red, sin garantías. Solo con ilusión y mucho trabajo.

De la region italiana de Liguria al metro de Antón Martín

El cambio no fue menor. De una ciudad de 10.000 habitantes a una metrópoli. Pero Madrid, como siempre, suaviza el golpe. “Lo más difícil fue el idioma. Por mucho que italiano y español se parezcan, hablarlo con soltura lleva tiempo”, reconocen. Aun así, se sienten cómodos. “Nos movemos andando, en metro si hace falta. Vivir aquí es más práctico, más libre. No tener que usar coche para todo, ya es una mejora enorme en nuestra calidad de vida”.

Eligieron abrir su local en el barrio de Las Letras por una razón muy clara: su equilibrio. Está lleno de bares, restaurantes y tiendas, pero también de vecinos. Pero no está saturado. “Aquí todo está cerca, pero no te agobia. Es un barrio vivo, pero todavía humano”.

Un bar que te abraza desde la primera copa

El ambiente de La Filomena se nota desde que cruzas la puerta. No es un bar de tapas cualquiera. “Queríamos algo informal, para todos los públicos, sin pretensiones”, explican. El espacio se divide en dos zonas muy marcadas. La barra, alegre y colorida, es ideal para un café rápido, una cerveza fría o un aperitivo con vermut. La sala, en cambio, ofrece calma y cercanía. “Allí puedes sentarte sin prisa, disfrutar de nuestros platos con tranquilidad.”

Y aunque el corazón de la carta late con acento italiano, no es un restaurante al uso. “No nos definimos como restaurante italiano en Madrid. Es cierto que nuestra base es la cocina de casa, la que aprendimos en Italia, pero también nos gusta experimentar y abrirnos a otras culturas culinarias”. De ahí que en La Filomena puedas probar una pasta casera, una tabla de embutidos italianos o una croqueta que rivaliza con la de tu abuela.

La cocina: sabor italiano con espíritu madrileño

La propuesta de La Filomena juega en esa frontera sabrosa entre lo familiar y lo nuevo. No falta la burrata, pero también hay guiños constantes a la cocina española, tanto en ingredientes como en el formato. Al fin y al cabo, se trata de un tapas bar. Pero un tapas bar con alma italiana, claro.

La carta de bebidas también lo deja claro. No solo hay vermut y cerveza bien tirada, también hay spritz, negronis, vinos y una selección de cócteles italianos ideales para el aperitivo. Es esa mezcla lo que hace que La Filomena no sea un lugar más. Tiene carácter. Tiene alma. Y sobre todo, tiene una visión clara: ofrecer calidad sin perder la cercanía.

Los madrileños responden con calidez: “Madrid nos ha dado otra familia”

Uno podría pensar que llegar a Madrid sin conocer a nadie, sin tener red de contactos, puede ser un camino cuesta arriba. Pero la experiencia de Rita y Dario fue todo lo contrario. “Desde el principio, nos hemos sentido bienvenidos. La gente aquí es muy cálida, muy abierta. Y eso ha hecho todo más fácil”. No solo han ganado clientes fieles, sino también una red de apoyo inesperada. “Estamos lejos de casa, sí, pero Madrid nos ha dado otra familia”.

La respuesta del barrio también ha sido clave. La Filomena ya empieza a ser uno de esos sitios que se recomiendan boca a boca. Porque tiene algo especial. Y porque detrás hay dos personas que lo dan todo cada día para que te sientas como en casa.

Un proyecto que no deja de crecer

Han pasado apenas ocho meses desde que abrieron y ya se nota que algo está cambiando. “Nos sentimos afortunados, pero sabemos que esto es solo el principio”, confiesan. Su idea no es crecer a lo loco ni abrir una cadena. Lo que quieren es consolidar su propuesta, mejorar cada día y convertirse en un lugar de referencia del barrio. Y lo están logrando día tras dia.

La clave está en los detalles. En el café que sirven con mimo, en la sonrisa con la que te saludan. En ese equilibrio entre profesionalidad y cercanía que tan pocos logran.

Madrid, por su parte, sigue haciendo lo que mejor sabe: acoger, inspirar, empujar a la gente a intentarlo. Y La Filomena es prueba viva de ello. Un pequeño bar de tapas que, sin hacer ruido, está conquistando el Barrio de Las Letras a los turistas y a todos los que pasan por el barrio de Las Letras con ganas de algo distinto y familiar.

Porque al final, ¿quién puede resistirse a un lugar donde se cruzan dos culturas, dos historias, y muchas ganas de compartir?