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Torre Castelar: un Ícono Arquitectónico en el Corazón de Madrid

Cristina Baigorri entrevista por MadridNoticia a la Arquitecta Marta Hernández del Teso sobre Torre Castelar:

Historia y Contexto de la Torre Castelar

El edificio Castelar, ubicado en el número 50 del paseo de la Castellana en Madrid, destaca por su innovador diseño y su lugar en la historia arquitectónica de la capital. Este proyecto, ideado en 1975 por el arquitecto Rafael de La-Hoz Arderius, se alza en la plaza de Emilio Castelar, un lugar emblemático dedicado al político que da nombre a la plaza. Antes de la construcción de este edificio de oficinas, el lugar albergaba el palacete del Conde de la Maza, diseñado por Antonio Palacios y Otamendi, piezas históricas que quedaron atrás para dar paso a un estilo más moderno y audaz.

Torre Castelar 2

Originalmente concebido como sede del Banco Coca, la Torre Castelar comenzó su construcción en 1977 y finalizó en 1983. En los años siguientes, su propiedad y ocupación fueron cambiando, pasando por diversas manos y reformas. Fue en 2010 cuando Rafael de La-Hoz Castanys, hijo del arquitecto original, emprendió una remodelación completa del edificio. Esta intervención respetó el diseño exterior, pero renovó su interior para adaptarse a las nuevas necesidades de los inquilinos. Hoy, el edificio es ocupado en su totalidad por un bufete de abogados, quien trasladó su sede desde otro punto de Madrid para aprovechar las ventajas de este espacio único.

Un Diseño Singular

La Torre Castelar sorprende por su estructura “colgante” que parece desafiar la gravedad. Con un núcleo de hormigón descentrado, el edificio suspende sus plantas superiores en voladizo, una técnica que requiere cables de acero tensionados y una planificación estructural milimétrica. Este diseño inusual logra no solo un efecto visual impactante, sino también una distribución del espacio interior más abierta y funcional. Este núcleo es, además, una obra maestra en términos de ingeniería, pues logra soportar la totalidad de las once plantas de oficinas y cinco sótanos de aparcamiento.

A lo largo de su historia, la Torre Castelar ha ido ganando reconocimiento, y en 2022 se propuso su declaración como bien de interés cultural en la categoría de monumento. La estructura no solo es un testimonio de la capacidad de innovación arquitectónica en España, sino también un referente en la historia reciente de la arquitectura madrileña.

Torre Castelar

Elementos de Diseño y Materiales

Uno de los aspectos más destacados de este edificio es su fachada de vidrio de doble piel. La combinación de vidrio rosado en el interior y vidrio mateado en la envolvente exterior crea una atmósfera cambiante que varía con la luz del día. La fachada permite un juego de transparencias y reflejos que otorgan al edificio un aura de misterio y ligereza. Para mejorar la eficiencia energética y minimizar el impacto de la luz solar directa, la fachada fue diseñada para imitar un “contra-invernadero” que regula la temperatura del edificio.

La audacia de este diseño se observa en los detalles técnicos de la fachada, que fue apoyada por el Centro de Información Técnica y Aplicación del Vidrio (CITAV), una organización creada por Cristalería Española. La colaboración con este centro permitió al arquitecto y su equipo desarrollar soluciones técnicas innovadoras que marcaron un antes y un después en la utilización del vidrio como material estructural. El diseño original de Rafael de La-Hoz introdujo, además, una estructura modular que facilita la sustitución de elementos, garantizando así la durabilidad del edificio.

Torre Castelar

La Influencia de la Experiencia Profesional

La arquitectura del edificio Castelar no surge de la nada, sino de una evolución continua de conceptos y experiencias previas del arquitecto. Rafael de La-Hoz aplicó aquí muchas de las ideas que ya había experimentado en otros proyectos. En su primer intento de diseño para el Banco de Bilbao en Madrid, exploró los problemas de los núcleos estructurales en torres, lo que luego aplicaría en Castelar al elegir un núcleo excéntrico que permitiera una planta diáfana y ligera.

Asimismo, la experiencia del arquitecto en la sede del Banco Coca en Valencia le permitió experimentar con la doble piel de vidrio, un concepto de fachada ligera que Castelar lleva al siguiente nivel. La elección de este material, tal y como señalaba el propio arquitecto, no responde solo a criterios estéticos, sino también a la necesidad de hacer frente a las condiciones climáticas del Mediterráneo. Este enfoque da lugar a una estructura más sostenible y eficiente, adelantándose a su tiempo en términos de eficiencia energética.

Innovación y Colaboración: Un Éxito de Equipo

Los recursos técnicos disponibles en los años 70 eran limitados en comparación con la tecnología actual. Esto llevó a un modelo de colaboración entre el arquitecto y diversos profesionales, que incluyó artesanos y empresas locales, para resolver problemas complejos y asegurar la viabilidad del diseño. Este trabajo en equipo fue clave para hacer realidad un proyecto que en aquel momento parecía casi imposible de ejecutar.

En particular, la colaboración con Cristalería Española fue fundamental. El vidrio utilizado en la fachada fue fabricado en Avilés, taladrado y templado en León y matizado en una pequeña industria de Córdoba. Este proceso artesanal y cuidado de cada detalle, marca una diferencia notable en el resultado final. Además, gracias a la experiencia de los artesanos involucrados, se lograron soluciones innovadoras que respondían a los desafíos de cada etapa del proyecto.

Desafíos Técnicos y Soluciones Creativas

Uno de los mayores retos en la construcción de la Torre Castelar fue el uso del vidrio como elemento estructural. El arquitecto, con una visión de modernidad, quería un material que pudiera taladrarse sin comprometer su integridad y que resistiera el paso del tiempo. Para resolver esto, se optó por un vidrio laminar, que mantiene su cohesión incluso en caso de rotura, brindando un margen de tiempo para reemplazos. Este detalle no solo habla de la seguridad, sino también de la previsión a largo plazo en el diseño.

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El diseño de la piel exterior también representó un desafío, pues requería una transparencia máxima sin perfiles que rompieran la continuidad visual. Finalmente, se decidió un sistema de placas horizontales que alineaban la estructura sin comprometer su estabilidad. Este enfoque permitió mantener la visión de “ligereza” y transparencia, generando una sensación de ingravidez en el edificio.

Un Edificio Atemporal

La Torre Castelar, construida hace más de 40 años, se mantiene como una de las obras arquitectónicas más icónicas de Madrid. Este proyecto demuestra cómo la arquitectura de calidad y el trabajo en equipo pueden resistir el paso del tiempo. A través de sus materiales, estructura y diseño innovador, el edificio Castelar se integra en el paisaje urbano sin perder su carácter distintivo. Su legado arquitectónico sigue vigente, y hoy es un referente en el ámbito de la construcción en vidrio y el aprovechamiento de las condiciones naturales para optimizar el confort interior.

Reflexión Final

La Torre Castelar no es solo un edificio de oficinas; es una muestra de la creatividad y visión de una generación de arquitectos que exploraron nuevas formas de construir y de concebir el espacio. Su diseño, que parece desafiar las leyes de la física, es un ejemplo de cómo la arquitectura puede combinar arte y técnica en una obra que sigue siendo relevante décadas después. Esta obra invita a reflexionar sobre la importancia de preservar el patrimonio arquitectónico y de seguir innovando, sin perder de vista la esencia y el propósito de cada proyecto.