Callejero TURISMO EN MADRID

Vicálvaro renueva su callejero con nombres ilustres

La apuesta por la memoria y la identidad local

En un movimiento que busca conectar Madrid con sus raíces mientras se le da un toque de actualidad, la Junta de Gobierno municipal ha aprobado la asignación de más de 120 nombres nuevos para las calles de Los Berrocales y Los Ahijones. Ambos barrios, situados en el distrito de Vicálvaro, se engalanarán con nombres que rinden homenaje a figuras del periodismo y de la cultura, así como a municipios de la Comunidad de Madrid y elementos históricos del territorio.

La vicealcaldesa y portavoz municipal, Inma Sanz, comunicó estas novedades tras la reunión de la Junta de Gobierno. Según ella, esta iniciativa no solo busca enriquecer el tejido social de Madrid, sino también consolidar la identidad territorial y cultural del distrito y de la ciudad en su conjunto.

callejero de Vicálvaro

Los Berrocales: entre municipios y periodismo

Los Berrocales se prepara para recibir 72 nuevas calles, cuya denominación combina un homenaje a los municipios madrileños con una tribuna a los gigantes del periodismo español. Para completar este cuadro, se han incluido municipios que aún no figuraban en el callejero de la capital, capturando así una instantánea panorámica de la región.

Algún curioso podría recorrer las calles bautizadas como Alcalá de Henares, Majadahonda o Galapagar, y, al girar en la esquina, encontrar nombres como el del legendario Joaquín Prat o el icónico Jesús Hermida. Esta mezcla de localización geográfica y talento mediático asegura que los visitantes y residentes sientan tanto el peso de la historia local como la vibrante cultura contemporánea.

Los Ahijones: historia y cultura en cada esquina

Por su parte, Los Ahijones han optado por un enfoque que honra tanto la cultura como el legado histórico del antiguo territorio de Vicálvaro. Este barrio verá 54 nuevas denominaciones en su callejero. Periodistas y comunicadores como Concha García Campoy y Antonio Herrero darán nombre a calles, junto a cronistas como Constantino Mediavilla y Enrique de Aguinaga.

Lo interesante es cómo se ha logrado vincular estas figuras culturales con la toponimia histórica del área. Los nombres propuestos por la Asociación Histórica Vicus Albus preservan caminos, arroyos y otras referencias geográficas que hablan del pasado rural del distrito. Así, el Camino de los Berrocales y el Arroyo de la Marañosa no solo indican direcciones sino también una narrativa histórica que conecta al nuevo desarrollo con el paisaje que lo rodea y el futuro Bosque Metropolitano.

Un reconocimiento especial en Carabanchel y Valdebebas

Este despliegue de nombres ilustres no se queda solo en Vicálvaro. La nueva biblioteca municipal de Carabanchel llevará el nombre de Victoria Prego, en homenaje a su labor como una de las periodistas más influyentes en el ámbito político y de análisis durante la historia reciente de España. Con esta denominación, se reconoce su papel crucial durante la Transición Española, además de su compromiso con la verdad y el servicio público.

Simultáneamente, el centro cultural de Valdebebas adoptará el nombre de Alfonso Ussía, en reconocimiento a su extensa trayectoria en el periodismo, literatura y opinión. Ussía se ha distinguido por su estilo particular y su contribución significativa al debate cultural y social del país, y este gesto subraya su importancia en la vida intelectual y cultural de España.

Un más allá del simbolismo

En definitiva, esta renovación no es solo un cambio de nombres en las calles; es un reflejo del dinamismo y la diversidad que caracteriza a Madrid. Al conectar lo nuevo con lo viejo, y lo local con lo universal, las autoridades buscan tejer un tapiz donde el presente y el pasado conviven en armonía, ofreciendo a los residentes algo más que direcciones: una ciudad con historia, cultura y una vibrante identidad propia.

Este conjunto de decisiones de la Junta de Gobierno no solo transforma físicamente el callejero, sino que enriquece su tejido social y cultural. Cada nombre, cada calle, se convierte en un recordatorio de quiénes somos y de cómo llegamos hasta aquí, celebrando no solo el pasado de Madrid, sino su prometedor futuro.