Madrid, una ciudad vibrante y llena de historia, esconde rincones que conectan con su pasado de manera profunda. Uno de esos lugares es la Huerta de la Partida, un espacio que invita a madrileños y turistas a explorar un enclave que no solo resplandece por su belleza natural, sino también por su historia rica y fascinante. Borja Carabante, delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, destacó recientemente la importancia de este lugar, animando a los ciudadanos a descubrir sus secretos y disfrutar de la serenidad que ofrece.
La huerta de los Vargas: un legado de siglos
Ubicada estratégicamente entre el Puente del Rey y la avenida de Portugal, en la orilla derecha del río Manzanares, la Huerta de la Partida narra la historia de la finca de la Familia Vargas, propietarios desde los últimos años de la Edad Media hasta 1562, cuando Felipe II la adquirió para integrarla en lo que hoy conocemos como la Casa de Campo. En sus tierras, la familia cultivaba hortalizas que abastecían tanto el palacete de la finca como el Palacio de los Vargas en la Plaza de la Paja.
Este espacio no solo sirvió como una fuente de alimentos, sino también como un punto de conexión entre la vida urbana y rural de la época. La huerta, con su ubicación privilegiada, ofrecía un paisaje inigualable que, aún hoy, continúa cautivando a quienes la visitan.
Un mirador con vistas al pasado
Uno de los mayores atractivos de la Huerta de la Partida es su mirador, desde donde se puede apreciar una vista panorámica de la cornisa oeste de Madrid. Este escenario, que incluye el Palacio Real, la Catedral de la Almudena y la Plaza de España, fue inmortalizado por el pintor flamenco Anton Van Wingaerde a finales del siglo XVI. Su obra, que se conserva en la Biblioteca Albertina de Viena, capturó la esencia de una Madrid que, a pesar de los siglos transcurridos, sigue mostrando su majestuosidad desde este punto privilegiado.
El mirador no solo ofrece una ventana al pasado, sino que también proporciona un espacio de tranquilidad donde los visitantes pueden desconectar del bullicio de la ciudad y contemplar un paisaje que ha sido testigo de gran parte de la historia de Madrid.
Una transformación verde en el corazón de la ciudad
La Huerta de la Partida es un oasis de 38.000 metros cuadrados que, gracias a la transformación urbanística que acompañó el soterramiento de la M-30 y la creación del parque Madrid Río, se ha convertido en un refugio verde en plena ciudad. Con más de 800 árboles frutales, este espacio cobra vida, especialmente en primavera, cuando sus colores vibrantes invitan a pasear entre almendros, avellanos, ciruelos, granados, higueras, manzanos, moreras, nogales, olivos y perales.
Este enclave no solo es un paraíso para los amantes de la naturaleza, sino también para la fauna local. Diversas especies de aves, pequeños mamíferos e insectos polinizadores han encontrado en la huerta un hábitat ideal, lo que contribuye a su vitalidad y belleza.
La farmacia de la corte: un legado medicinal
Más allá de su uso agrícola, la Huerta de la Partida tiene una historia vinculada a la medicina. En el siglo XVI, Felipe II ordenó que se cultivaran plantas medicinales en este lugar para abastecer la farmacia de la corte. Gregorio de los Ríos, jardinero real, fue el encargado de llevar a cabo estas primeras plantaciones. Esta tradición continuó con Alfonso XIII, quien en 1929 cedió dos hectáreas y media de la huerta al Comité de Plantas Medicinales del Ministerio de Agricultura, convirtiéndola en un campo de experimentación.
Este aspecto de la huerta subraya su importancia no solo como fuente de alimentos, sino también como un espacio dedicado a la salud y el bienestar, un legado que sigue vivo en la actualidad.
Un rincón para reflexionar sobre el pasado y el presente
El cauce seco que serpentea entre los frutales de la huerta evoca un pasado en el que el arroyo Meaques fluía por este lugar en su camino hacia el río Manzanares. Este elemento, aunque ahora seco, añade un toque nostálgico al paisaje, recordándonos la evolución natural y urbana de Madrid a lo largo de los siglos.
La Huerta de la Partida es un ejemplo claro de cómo un espacio puede albergar tanto historia como naturaleza. Cada rincón de este lugar cuenta una historia, desde las plantas medicinales cultivadas para la realeza hasta las hortalizas que alimentaron a generaciones de madrileños. Además, su transformación en un parque urbano refleja el compromiso de la ciudad con la preservación de su patrimonio natural y cultural.
Un espacio que conecta con el presente
Hoy, la Huerta de la Partida no es solo un lugar para recordar el pasado, sino también un espacio donde se puede disfrutar del presente. Su ubicación, en pleno Madrid, la convierte en un destino ideal para quienes buscan un respiro del ajetreo urbano. La invitación de Borja Carabante a visitar este lugar subraya la importancia de reconectar con la naturaleza y valorar los espacios verdes que, aunque a menudo pasados por alto, son fundamentales para el bienestar de la ciudad y sus habitantes.
La Huerta de la Partida es más que un simple parque. Es un símbolo de la historia, la cultura y la naturaleza de Madrid, un lugar donde los visitantes pueden reflexionar sobre el pasado y encontrar paz en el presente. Con su rica historia y su belleza natural, este enclave se convierte en una visita obligada para quienes desean conocer una faceta diferente de la capital.