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Portada barroca del Museo de Historia de Madrid: una joya barroca restaurada

Marta Rivera de la Cruz, la delegada de Cultura, Turismo y Deporte, ha sido testigo presencial del renacimiento de una de las joyas del barroco madrileño. La portada principal del Museo de Historia de Madrid, esa majestuosa entrada que nos transporta al pasado, ha sido restaurada tras un minucioso trabajo que se ha llevado a cabo entre abril y octubre de este año.

restauración de la portada barroca del Museo de Historia de Madrid

©MIGUEL BERROCAL

Un vistazo rápido al pasado

Diseñada con meticulosa atención por el arquitecto Pedro de Ribera entre 1721 y 1726, la portada principal ha deslumbrado a visitantes con su mezcla de granito y dolomía, complementada por detalles metálicos. Esta estructura monumental rinde homenaje a San Fernando y se ha mantenido como un símbolo imponente en el antiguo Hospicio del Ave María y San Fernando, ahora conocido como el Museo de Historia de Madrid.

Declarada Monumento Artístico Nacional en 1919, la portada ha sido testigo de numerosas intervenciones. Cada restauración traía consigo su propio conjunto de problemas, ya que algunas técnicas aplicadas no eran del todo compatibles con los materiales originales. Con el paso del tiempo, el deterioro físico y estético de la pieza se hizo evidente.

El desafío de la restauración

La necesidad de restauración de la portada era evidente desde hacía tiempo. Las patologías estructurales que azotaban la majestuosa estructura no eran para tomarlas a la ligera. Microfisuras, desperfectos materiales, alteración de colores, y los inevitables efectos de las condiciones climáticas amenazaban con desdibujar su esplendor. A esto se sumaban intervenciones previas agresivas y el impacto de la colonización biológica que contribuyó al deterioro visual y estructural del conjunto.

Ante esta situación crítica, el Ayuntamiento decidió intervenir para salvaguardar esta joya arquitectónica. El equipo encargado de la restauración combinó fuerzas de conservadores-restauradores, petrólogos, arquitectos e historiadores. El objetivo claro era estabilizar la condición material de la obra, retrasar el deterioro y reavivar su valor histórico y estético.

Una intervención cuidadosa y respetuosa

Durante el proceso de restauración, se acometió un saneado detallado de las áreas deterioradas. Se realizaron limpiezas tanto superficiales como mecánicas, recurrir a métodos de microproyección no quedó fuera de las opciones. La consolidación específica de las áreas más debilitadas fue una prioridad. Además, se eliminaron morteros degradados y aquellas modificaciones previas que distorsionaban la esencia original fueron revertidas.

Un aspecto crucial de la restauración fue asegurar los elementos metálicos en riesgo de desprendimiento y protegerlos contra la corrosión. Asimismo, para proteger la estructura de futuros daños por agua, se aplicó un hidrofugante sobre toda la superficie. Para completar la intervención, se ampliaron medidas de seguridad para facilitar futuras revisiones y se instalaron sistemas para disuadir a las aves.

Un compromiso con el futuro y la comunidad

Parte de la restauración incluyó la ampliación del programa de visitas llamado ‘Abierto por restauración’. Este programa ofreció a más de 4,500 personas la oportunidad de observar de cerca el proceso mientras subían a los andamios de mayo a septiembre de 2025. Esta acción permitió que el público se conectara más de cerca con el patrimonio cultural y entendiera mejor la importancia y el trabajo detrás de la preservación histórica.

Con estas intervenciones, no solo se ha asegurado la estabilidad estructural de la portada, sino también su significado cultural. Gracias a estos esfuerzos, el Museo de Historia de Madrid sigue siendo testimonio de la rica herencia cultural de la ciudad.

En resumen, esta restauración no solo ha devuelto la majestuosidad a la portada del museo, sino que también ha resaltado la importancia de invertir en la preservación cultural. Sin duda, el Museo de Historia de Madrid sigue brillando como un pilar del patrimonio madrileño, y su portada es ahora un monumento renovado con una historia que contar a las futuras generaciones.