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Todo sobre el IVA repercutido y su impacto en el negocio

El IVA, ese habitual compañero en nuestras facturas, puede ser un concepto algo confuso para quienes no tienen una cuenta con Hacienda. Hablar del IVA repercutido implica entender cómo influye en la dinámica de ventas y compras comerciales, y diferenciarlo del IVA soportado.

iva repercutido

¿Qué es el IVA repercutido?

El IVA repercutido aparece cada vez que compras o vendes algo. Básicamente, es la cantidad que el vendedor cobra al comprador por concepto de impuesto sobre el valor del producto o servicio. Este porcentaje va más allá del costo propio del servicio o bien, ya que incluye un extra que luego el vendedor entregará a Hacienda. Imaginemos este escenario: decides acudir a una asesoría y pagas 100 € por sus servicios. Esa cifra no es el monto final. Tienes que incluir el 21% de IVA, lo que resulta en una factura de 121 €. Entonces, esos 21 €, aunque pasen por las manos del autónomo o empresario, terminan en las arcas del gobierno.

Desde el punto de vista empresarial, la empresa cobra este porcentaje extra pero no se lo queda. Se lo aparta al Estado de forma periódica, generalmente de manera trimestral a través de declaraciones como el modelo 303. Así, este IVA repercutido, aunque pasa por el bolso del emprendedor, no engrosa sus ganancias personales. La matemática no falla: 100 € son para el autónomo, pero 21 € tienen otro destino.

IVA soportado vs. IVA repercutido: diferencias cruciales

Estos términos, aunque suelen confundirse, tienen sus matices. El IVA repercutido lo recibe el empresario del cliente al vender un producto o servicio. El IVA soportado, por otro lado, es el que el empresario paga al adquirir bienes o servicios de terceros. En otras palabras, uno se carga al cliente y el otro lo paga el empresario.

Supongamos que compras varios portátiles para tu empresa y el total asciende a 3.500 €, de los cuales 735 € son el IVA soportado. Este gasto adicional puede aparecer en tu declaración y es deducible, siempre que se cumplan ciertas condiciones fiscales. Marcada diferencia: mientras que el IVA soportado puede resultar un alivio fiscal, el repercutido nunca lo es. Se paga a Hacienda sin posibilidad de deducción.

¿Cómo se calculan estos IVAs?

Calcular el IVA repercutido implica reunir las facturas de ventas de un período determinado. Una vez reunidas, solo necesitas sumar los importes y, si el IVA está desglosado, utilizar una calculadora para determinar el total. Si no está explícito, el cálculo requiere aplicar el porcentaje de IVA al importe de la venta según el tipo (21%, 10% o 4%).

Para el IVA soportado, el procedimiento es similar, pero las facturas que revisas son aquellas de compras. Sumas los importes y, una vez hecho esto, determinas cuánto de ese monto corresponde al IVA.

Con ambos totales en mano, declarándolos en el modelo 303, obtienes una imagen clara de tu postura fiscal: IVA a ingresar se calcula restando el IVA soportado de lo repercutido.

El eterno enigma: ¿por qué dos tipos de IVA?

La existencia de estos dos tipos de IVA busca balancear el impacto fiscal. Mientras el soportado busca ser deducible en ciertos casos, el repercutido pretende que, al final del día, el consumidor final lo pague. Toda esta mecánica asegura que los negocios no sean solo un canal para recaudar impuestos, sino también un espacio para gestión fiscal inteligente.

Comprender esta dinámica es esencial para empresarios y autónomos que desean optimizar sus operaciones. Dominar estos conceptos puede evitar sorpresas desagradables con Hacienda y contribuir a un flujo de caja más saludable.

Optimizando la factura fiscal

Todo empresario busca optimizar su tributación. Entender cómo interactúan el IVA soportado y repercutido puede hacer la diferencia. Al presentar los modelos de IVA, mantener precisión y claridad en las deducciones y pagos asegurará una gestión más responsable y eficiente.

Finalmente, el consejo de expertos en fiscalidad no está de más. Contar con asesoría profesional es un paso inteligente para manejar estas figuras fiscales de manera adecuada, asegurando que el negocio no solo cumpla con su parte fiscal, sino que lo haga de la forma más óptima.