En el corazón de Madrid, entre las calles Duque de Liria y Mártires de Alcalá, se alzaba una antigua mansión que ha sido el centro de innumerables historias y leyendas. Desde su construcción en el siglo XVIII por orden del Rey, esta casa ha sido testigo de eventos inexplicables que han fascinado a generaciones. Acompáñanos a explorar los misterios de la Casa del Duende, donde la realidad se entrelaza con lo sobrenatural.
Los Jugadores: Juegos y Sorpresas Sobrenaturales
En sus días de esplendor, la casa fue arrendada por un grupo de hombres que la convirtieron en un lugar de juegos y apuestas. Una noche, una discusión acalorada fue interrumpida por la presencia de un misterioso hombre de baja estatura, quien, con su sola aparición, impuso un silencio sepulcral antes de desaparecer en la penumbra. Este evento, seguido por la llegada de enanos armados, llevó al grupo a huir despavorido, sin volver a pisar la casa.
La Marquesa: Desapariciones y Encuentros Inquietantes
La casa pasó luego a manos de la Marquesa de Hormazas, Doña Rosario de Benegas, quien se vio envuelta en una serie de desapariciones inexplicables. Entre ellas, la de una cortina y una imagen de un niño Jesús. La Marquesa culpó a los criados, hasta que la aparición de un pequeño hombre junto a un grupo de enanos devolvió los objetos extraviados. Este encuentro la dejó horrorizada, llevándola a poner en venta la casa de inmediato.
El Canónigo y Otros Encuentros Sobrenaturales
El rumor sobre la casa del duende se extendió por Madrid, atrayendo la curiosidad del Canónigo de Jaén, Mechor de Avellaneda. Mientras escribía una carta, presenció la aparición de un enano vestido como monaguillo, portando el libro que necesitaba. Aunque inicialmente lo tomó como una alucinación, una segunda experiencia lo convenció de lo contrario. Este encuentro lo llevó a abandonar la casa, abrumado por las inexplicables apariciones.
La Lavandera y la Intervención de la Santa Inquisición
Jerónima Perrin, una lavandera local, fue la siguiente en ocupar la casa, cedida por el Canónigo. Su experiencia fue igualmente desconcertante cuando tres enanos aparecieron para ayudarla en una tormentosa situación. Este evento la llevó a abandonar la casa, sumándose a una larga lista de inquilinos perturbados por los misterios del lugar.
La fama de la Casa del Duende atrajo la atención del Tribunal de la Santa Inquisición, quienes realizaron investigaciones para desentrañar los secretos ocultos en sus paredes. Sin embargo, incluso después de una intensa búsqueda y un intento de exorcismo por parte del Obispo de Segovia, los misterios persistieron.
Una Explicación Lógica: El Fin de la Leyenda
Como suele ocurrir con las leyendas, esta historia presenta diversas versiones. Según una, la casa fue víctima de un incendio provocado por los vecinos, reduciéndola a cenizas. Sin embargo, al abrirse una trampilla que conducía a un sótano secreto, nueve enanos emergieron misteriosamente. En otra versión, la mansión fue simplemente derribada para dar paso a un edificio más moderno, aunque los enanos fueron encontrados en el mismo sótano secreto. A pesar de estas variaciones, todas las versiones coinciden en un punto crucial: los pequeños seres no eran duendes, sino hombres diminutos que se dedicaban a la falsificación de moneda en aquel recinto oculto. Este hecho está respaldado por referencias históricas verídicas que señalan la existencia de tales falsificadores. Sin embargo, los enanos no actuaban por cuenta propia; habían sido contratados por los verdaderos artífices de la falsificación para asustar a los posibles inquilinos y así mantener su operación clandestina.