El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, una de las joyas culturales de Madrid, no siempre fue el referente internacional que conocemos hoy. Su historia está llena de transformaciones que lo llevaron de ser un hospital del siglo XVIII a convertirse en un espacio dedicado al arte moderno y contemporáneo.
Un hospital con historia
El edificio que hoy alberga el Reina Sofía tiene sus raíces en el siglo XVI, cuando Felipe II decidió centralizar los hospitales dispersos de la Corte en un único lugar. En el siglo XVIII, Carlos III ordenó la construcción de un nuevo hospital, dadas las limitaciones del anterior. Diseñado inicialmente por José de Hermosilla y continuado por Francisco Sabatini, el edificio mostraba un estilo neoclásico sobrio. Sin embargo, sólo un tercio del proyecto original fue completado, debido a la muerte de Carlos III y a constantes paralizaciones de las obras.
Durante su función como hospital, el edificio pasó por diversas modificaciones. En 1965, el Hospital General cerró sus puertas, y tras varios rumores de demolición, fue declarado Monumento Histórico-Artístico en 1977, asegurando su conservación. El edificio también tuvo otras funciones, como albergar la Facultad de Medicina y servir como depósito de cadáveres antes de su conversión en un espacio cultural.
La transición hacia el arte
En 1980 comenzó la restauración del edificio bajo la dirección de Antonio Fernández Alba, adaptándolo para exposiciones temporales. Se inauguró como Centro de Arte Reina Sofía en 1986, y poco después, en 1988, fue declarado museo nacional mediante un real decreto. Los fondos artísticos provinieron del Museo Español de Arte Contemporáneo (MEAC) y del Museo del Prado.
Un punto de inflexión llegó en 1990, cuando se completaron las últimas reformas, incluyendo las icónicas torres de ascensores de vidrio y acero diseñadas por Ian Ritchie. Ese mismo año, el museo abrió oficialmente sus puertas, y en 1992 se inauguró su colección permanente, consolidándose como un epicentro del arte contemporáneo.
La ampliación de Jean Nouvel
El crecimiento del museo en colecciones y actividades llevó a la necesidad de una ampliación. En 2001 se convocó un concurso internacional, que ganó el arquitecto francés Jean Nouvel. Su diseño se inauguró en 2005, añadiendo más de 30.000 m² al museo. La nueva estructura no solo amplió las salas de exposición, sino que también creó una plaza pública, convirtiendo el museo en un espacio integrado con la ciudad.
El edificio Nouvel cuenta con tres bloques diferenciados que albergan salas expositivas, auditorios, una biblioteca, un centro de documentación y cafeterías. Esta ampliación permitió reconfigurar los accesos y mejorar los recorridos tanto para el público como para los equipos de gestión interna.
Una colección que cuenta historias
El Reina Sofía alberga más de 23.000 obras que abarcan desde finales del siglo XIX hasta la actualidad. Aunque solo un 5% de esta vasta colección está en exhibición, incluye piezas icónicas como El Guernica de Picasso, La Casa de la Palmera de Miró y La Tertulia del Café Pombo de Gutiérrez Solana. En su reciente reordenación, el museo adoptó un enfoque temático, abordando temas como el feminismo, el colonialismo y las crisis sociales.
Uno de los proyectos más destacados es Repensar Guernica, un archivo digital que reúne más de 2.000 documentos relacionados con la obra de Picasso, permitiendo a los visitantes explorarla con un nivel de detalle sin precedentes gracias a tecnologías como Gigapixel. Además, el museo ha incorporado nuevas temáticas como la identidad de género, el movimiento 15-M y la ecología, reflejando su compromiso con las preocupaciones actuales.
Más que un museo
El Reina Sofía no se limita a exponer arte. Su programa cultural incluye seminarios, talleres y ciclos de cine, consolidándose como un espacio de pensamiento crítico. Además, cuenta con una biblioteca especializada en arte contemporáneo que alberga más de 200.000 registros y ofrece acceso gratuito a investigadores y estudiantes.
En el área de educación, el museo desarrolla actividades para niños, jóvenes y adultos, incluyendo talleres interactivos y programas de integración para personas con discapacidad. Iniciativas como Museo Situado destacan por su colaboración con comunidades locales, convirtiendo el museo en un agente de cambio social.
Los espacios del museo
Además del edificio Sabatini y la ampliación de Nouvel, el Reina Sofía gestiona espacios icónicos como el Palacio de Cristal y el Palacio de Velázquez en el Parque del Retiro, donde se realizan exposiciones temporales. Estos edificios históricos ofrecen un contraste entre la arquitectura clásica y las propuestas contemporáneas que albergan.
El Palacio de Cristal, construido en 1887, destaca por su estructura de hierro y cristal, mientras que el Palacio de Velázquez, inspirado en el Crystal Palace de Londres, combina elementos neorrenacentistas con innovaciones técnicas de su época. Ambos espacios refuerzan el carácter integrador y diverso del museo.
El futuro del Reina Sofía
El museo sigue evolucionando. Con sus proyectos digitales, como el archivo Repensar Guernica, y colaboraciones internacionales, se mantiene a la vanguardia. Además, su compromiso con temas actuales, como la sostenibilidad y los derechos sociales, refuerza su relevancia.
El Museo Reina Sofía es mucho más que un lugar para admirar obras de arte; es un espacio vivo, donde el pasado y el presente se encuentran para inspirar a las generaciones futuras.